miércoles, febrero 20, 2013

Arranco con mi proyecto personal

Desde hace unos meses vengo amasando mi propio proyecto personal en el que depositar mis habilidades personales. He estado dedicando mucho esfuerzo (en tiempo, en energía y económico) en que salga adelante. Se podría decir que este proyecto es la continuación formal de El Rincón Barrido que ha sido una representación de lo que he sido como persona en los últimos casi 8 años.

¿De qué va este nuevo proyecto? Básicamente consiste en ofrecer todo aquello que he aprendido y que sigo aprendiendo a todos aquellos que lo necesiten. Desarrollo personal le llaman. A través del coaching y la inteligencia emocional (estoy formándome en ambas cosas) quiero que cualquier persona saque lo mejor de sí mismo de la misma forma que yo saco lo mejor de mí mismo. Mi creencia es que todos tenemos un amplio potencial que forma parte de nosotros y que a veces nos cuesta sacarlo adelante y necesitamos un compañero de viaje. Yo pretendo ser ese compañero de viaje.

A mucha gente le suena extraño esto así que he buscado una metáfora que creo que es bastante representativa de lo que pretendo con este proyecto. Al igual que la sal ensalza el sabor de los alimentos yo pretendo ensalzar el potencial intrínseco de las personas.

Pulsa sobre la imagen para ir a www.davidroncero.es

Todavía estoy trabajando para afinar el aspecto y el contenido de la página pero ya se puede disfrutar de algunos artículos y de una sección específica de mis retos deportivos de mi alter ego que he bautizado como Ultraroncero.

Intentaré seguir viniendo por aquí a barrer este nuestro rincón pero si no me encuentran aquí sepan que tienen otro lugar donde buscarme: www.davidroncero.es.

miércoles, enero 23, 2013

¿Qué necesitas? Pídelo

Llevo unos días embarcado en una apasionante lectura del libro Comunicación no violenta de Marshal Rosenberg y estoy aprendiendo mucho sobre la forma más efectiva de comunicar con los demás, sobre todo, poniendo el foco en no emitir juicios sobre el comportamiento de los demás y en la identificación y expresión de mis necesidades y de la de los demás.

En este sentido, hace unos días, me enteré de que mi amigo David, que además de corredor, ultrafondista y grandísima persona, es fotógrafo, iba a publicar su primer libro de fotografía. Aprovechando las facilidades que aporta el servicio donde lo ha publicado, estuve echándole un vistazo y realmente sentí la necesidad de colaborar con él en un libro.

Me puse en contacto con él y le comenté que me gustaría muchísimo colaborar con él en el desarrollo del contenido textual si en el futuro volvía a sacar un libro. Básicamente le expresé una necesidad que él podía cubrir enfocándome en lo que yo quería y lo que él podía darme a cambio. Su respuesta fue: ¿por qué no escribes algo para este libro que acabo de sacar? Al instante me puse manos a la obra e inspirado por las magníficas fotografías escribí unas líneas y se las envié...

El resto de la historia la pueden comprobar visitando la página del libro:


En ocasiones olvidamos expresar aquello que necesitamos y muchas veces esperamos que los demás adivinen nuestras necesidades y cuando estas necesidades no son cubiertas volcamos en los demás la responsabilidad de que estas no hayan sido satisfechas.

No debemos olvidar que ante el vicio de pedir está la virtud de no dar, dicho que yo interpreto como que el hecho de pedir algo no obliga a los demás a dárnoslo, que la persona a la que pedimos algo está en su derecho de no darlo y, sobre todo, respetar su decisión.

Por cierto, quiero compartir con todos ustedes el proyecto fotográfico 365 en que está embarcado: LA CLARABOYA. Yo, personalmente, no perdería la ocasión de disfrutar de su arte diario. Desde aquí aprovecho para darle la enhorabuena por el compropiomiso que ha adquirido.

miércoles, enero 16, 2013

Respeta los procesos y saldrás beneficiado

Hace unos días me subí a Cercedilla a entrenar para una de las próximas aventuras que, si todo sale correctamente, presentaré próximamente. Desde el polideportivo de Cercedilla hasta el Puerto de Navacerrada el entrenamiento fue muy bien, con un buen ritmo y muy buenas sensaciones.

Yo siempre digo que todo lo sube no sólo baja, sino que además, tiene que bajar. En el mundo de la carrera por montaña, bajar no es tan fácil como parece puesto que el terreno es muy abrupto y a grandes velocidades hay que estar muy atento, mirando 4 o 5 metros por delante, para adelantar dónde se va a colocar el pie de forma segura. Hay que ser muy ágil visual y mentalmente para ser un buen bajador.

Tras un pequeño descanso en el puerto me dispuse a bajar de vuelta a Cercedilla. Empecé a bajar muy concentrado y corría cuesta abajo realmente rápido aunque, siendo honesto, me notaba un poco torpe. Aún así seguí bajando todo lo rápido que podía. En un momento de despiste, un sólo segundo, oí como mi pie derecho crujía bajo el peso de mi cuerpo... "¡Aaaaaaah! ¡Mierda!". Automáticamente lo supe, aquello no era una simple torcedura. Mi reacción fue sentarme en el suelo a pesar de que no notaba dolor más allá del latigazo que sentí en la pierna en el momento de torcerme el tobillo. Llevaba una hora de entrenamiento así que tenía las piernas calientes y el dolor no se manifestaba así que sencillamente seguí bajando hasta Cercedilla, eso sí, esta vez algo más despacio. En cuanto se me enfrió el tobillo, se hizo patente la lesión.

En otro momento de mi vida, estar lesionado me habría supuesto un gran estrés. Llevo casi dos semanas en reposo absoluto (hacer pesas en el gimnasio no lo considero) y sé que probablemente esté así algunos días más hasta que pueda volver a trotar.

Otra cosa que también es cierta es que hace un tiempo me habría vendado el pie o puesto una tobillera y habría continuado corriendo, sin embargo, he aprendido que es beneficioso respetar los procesos por dos razones muy importantes. La primera de ellas es que asumir que algunas cosas deben seguir su proceso y no hay mucho que podemos hacer, reduce los niveles de ansiedad y frustración. Si no puedo hacer nada ¿por qué voy a preocuparme? Obviamente, aquello que puedo hacer, lo hago. Es más, sabiendo que la recuperación puede ser larga he asumido posibles consecuencias, por ejemplo, aplazar mi próxima aventura unos meses para estar a tope para poder disfrutar. La segunda lección que he aprendido es que no respetar los procesos puede ser más dañino que hacerlo. En mi caso concreto, no respetar el proceso de recuperación de mi tobillo podría llevarme a seguir entrenando enfocado en mis objetivos y que, lejos de recuperarme de la lesión, esta fuera a más o incluso se volviese crónica.

La vida en sí misma es un proceso pero es un proceso especial, la vida es un proceso lleno de procesos: el proceso de decisión de qué carrera estudiar, el proceso de una relación sentimental, el proceso de una pérdida de un familiar, por citar algunos. Generalmente los procesos de nuestra vida tienen que ver sólo con nosotros, sin embargo, muchos de ellos tienen que ver con otras personas que también están viviendo sus procesos. Son esos procesos de cuyo respeto se puede sacar mayor beneficio. Probablemente hayan escuchado la frase "no es mi momento, quizá en el futuro" referido a una infinidad de situaciones. Esas palabras no son más que la expresión en lenguaje común de "no estoy en el punto del proceso necesario para afrontar lo que se me presenta".

Por poner un ejemplo de la vida cotidiana. Imaginemos que se nos ha despertado el instinto paternal pero nuestra pareja todavía no siente que esté en el momento adecuado. En este caso se pueden dar tres posibilidades. Por un lado, yo puedo forzar a mi pareja a que seamos padres, aún a sabiendas de que él no está en el momento adecuado, y que esta se niegue rotundamente. El resultado es que nuestra relación se deteriorará porque yo no consigo lo que quiero y porque mi pareja se sentirá forzada a hacer algo que va en contra de su voluntad. El segundo caso es que tras mucho insistir convenza a mi pareja para tener un niño, a pesar de que todavía no está preparada, y con el paso del tiempo nos demos cuenta de que realmente no estaba preparado, por lo que habremos creado una situación bastante complicada y para más inri hemos metido una personita por el medio. No respetar el proceso me ha traído consecuencias peores de las que partí. La tercera posibilidad es respetar el proceso de mi pareja y asumir que todavía no está en el momento y apoyarla. Quizá no consiga mi propósito, pero respetando su proceso, desde el corazón, me encontraré en disposición de tomar acciones al respecto sin perjudicar ni a la otra persona ni la relación.

¡Ojo! No me malinterpreten, no estoy diciendo que haya que dejar de actuar, estoy hablando de actuar desde el respeto a los procesos.