jueves, septiembre 20, 2012

Espíritu de superación

Querer ser mejor luchando y haciendo todo lo posible a cada instante para conseguirlo y no desistir cuando no se consigue. Eso es para mí el espíritu de superación. Conseguirlo no es primordial, aunque sí importante, puesto que he aprendido que en el camino se esconden pequeños grandes placeres que hacen que merezca la pena seguir al pie del cañón.

En el mundo de los corredores populares en el que ahora me muevo, cada día me encuentro con casos de gente que quiere ir un paso más allá, superarse a sí mismo, sin presión externa, sólo por iniciativa propia. El primer paso es el complicado, sentarse a pensar y encontrarse a uno mismo diciendo "quiero prepararme para acabar una carrera de 10 kilómetros". La traducción inconsciente que la cabeza hace de esto es "voy a someterme a una rutina de salir a correr varios días a la semana, haga frío o calor, llueva o nieve. en lugar de quedarme en casa sentado en el sofá viendo la televisión, lo cual me va a provocar cansancio y molestias y va a ser un cambio brutal en mi comodidad". Eso al cerebro le aterra, es algo que el cerebro intentará, por todos los medios, convencernos para no hacerlo. Luchar contra nosotros mismos, ese es el gran reto. Correr 10 kilómetros es anecdótico, es lo que ganamos por el camino lo que es realmente valioso, es salir de nuestra zona de confort lo que nos fortalece como personas.

Muchas veces me preguntan que a quién admiro como deportista y en realidad no existe una sola persona a la que yo realmente tenga esa admiración. Mis ídolo deportivo es ese amigo con el que me encuentro y me dice "¡Oye! Me estoy preparando para acabar un 10k" o cuando me mandan un mensaje una amiga y me comenta "Como los 10 kilómetros ya los controlo, voy a prepararme para acabar un medio maratón, ¿algún consejo?". No importa el tiempo, no importa la distancia, importa esforzarse por superarse, importa plantarse y querer hacerlo y dar los pasos necesarios para conseguirlo. Esos son mis ídolos, esas personas que quieren superarse a sí mismos, que cada día quieren ser una mejor versión de sí mismos.

Muy a menudo hablando con amigos y conocidos sobre carreras de distancias, llamémoslas, normales, terminan diciendo la frase "pero bueno, eso para ti no es nada". Efectivamente, en mi estado de forma actual, correr 10 kilómetros no me supone un esfuerzo, incluso correr medio maratón puede ser algo sencillo, sin embargo, cuando yo voy a una carrera de 10 kilómetros o un medio maratón, voy para superarme a mí mismo y obviamente no voy sólo para acabar. Cada uno debemos buscar nuestros límites para superarlos y celebrar nuestros éxitos sin compararlos con los de los demás.

Todo esto viene a que este próximo sábado afronto, por cuarta vez, una distancia que tanto placer me aportó en el pasado: los 100 kilómetros. Por tercer año consecutivo vuelvo a presentarme a los 100 kilómetros de Madrid a Segovia por el camino de Santiago

Estoy ilusionado y ansioso, aunque la distancia ya es "conocida" para mí, porque este año se dan dos circunstancias que le aportan más interés. La primera es que este año participo en equipo (el equipo NutriciónDE), lo cual significa que todos debemos correr juntos durante los 100 kilómetros. Correr con amigos podría hacer que la cosa se plantease de forma más relajada, sin embargo, cuando corres en un equipo en el que el nivel es muy alto, y mis compañeros se encuentran en un estado de forma envidiable, estar a su nivel te obliga a sacar lo mejor de ti e incluso más. Te fuerza a ser la mejor versión de ti mismo, es más, te lleva a intentar ser mejor de lo que ni te habías planteado. A veces necesitamos que otros nos animen a superarnos por encima de lo que creemos que podemos hacer. Este año el equipo NutriciónDE va a ser mi motivador durante 100 kilómetros. Me ilusiona correr en equipo, estar codo con codo, ayudándonos, tirando unos de otros, sabiendo que si te fallan las piernas tienes a un compañero que te "prestará" las suyas. A pesar de que la mayoría de las carreras de larga distancia las he hecho sin compañía, que no solo, soy corredor de equipo.

La otra circunstancia y la que realmente me ilusiona de forma más profunda es que un gran amigo, David, se enfrenta por primera vez a una prueba de ultrafondo. David fue el catalizador de que yo empezara a correr distancias más largas. En concreto fue quien me animó a correr mi primer medio maratón y con quien corrí mi primer maratón. Hemos compartido muchos kilómetros y espero que sigamos compartiendo muchísimos más. Además ahora que se ha metido en el ultrafondo sé que va a querer mucho más.

Admiro a quien decide enfrentarse a una carrera de 10 kilómetros por primera vez, a quien lo hace a un medio maratón y admiro enormemente a quien se entrena duramente para afrontar su primer maratón, sin embargo, el ultrafondo es otra cosa. El ultrafondo no es sólo cosa de correr, no es algo que tenga que ver sólo con el deporte. El ultrafondo es ir más allá en lo físico, sentir que has llegado al límite físicamente y sobrepasarlo, varias veces. El ultrafondo es querer seguir a pesar de querer parar. El ultrafondo es dolor y placer que se confunden. El ultrafondo es encontrarse con uno mismo durante horas. El ultrafondo es algo tan especial que todas las palabras que se digan sobre ello se quedarán cortas para expresar las emociones y sentimientos que nos provoca. Por eso, mi admiración hacia aquellos que se aventuran a probar y repetir en el ultrafondo es máxima. David para mí ya eres ganador,  terminar la carrera sólo es la guinda del pastel.

Todo lo que había que hacer ya está hecho, ya hemos disfrutado de lo que teníamos que disfrutar hasta ahora, ya sólo queda paladear la lucha del día de la carrera. Si quieren conocer a una horda de corredores y marchadores deseando superarse a sí mismos vayan a Plaza Castilla a las 8:30 y verán como partimos hacia Segovia. Por mi parte, iré informando de nuestra evolución en carrera a través de mi cuenta de twitter, El Rincón Barrido, e intentaré escribir una crónica los días siguientes a la carrera.

No quiero cerrar este post sin invitarles a hacer una reflexión: ¿cuándo fue la última vez que se mejoraron a sí mismos en algo?

miércoles, septiembre 05, 2012

Abuelo, qué es la felicidad

- ¡Ay, hija mía! ¿Qué preguntas me haces? ¿Qué es la felicidad? Pues mira la felicidad es algo tan abstracto y tan difícil de definir... tal es así que la felicidad es diferente para cada persona.
- ¿No existe una definición de felicidad?
- Sí y no. Cada uno de nosotros definimos nuestra felicidad de una forma y a partir de esa definición conseguiremos ser más felices o menos felices.
- ¿Quiere eso decir que yo tengo que definir lo que es la felicidad para mí?
- Eso es.

La pequeña frunce el ceño mientras mira al suelo buscando en su pequeña cabecita la siguiente pregunta sin respuesta.

- Abuelo, ¿cómo se hace eso? - estalla la niña tras unos segundos de reflexión.- Yo nunca he tenido que definir nada.
- Mira, hija, a medida que te vayas haciendo mayor te irás dando cuenta de qué cosas quieres conseguir en la vida y con quién quieres compartirlas.
- ¿Cosas, abuelo? ¿Como un peluche?
- Sí, aunque no sólo cosas materiales. También otras cosas que no puedes tocar.
- No entiendo, abuelo. Si son cosas que no puedo tocar, ¿cómo voy a conseguirlas?
- ¿Te acuerdas del concurso de dibujos del colegio?
- Sí, estuve dibujando una semana entera. Me costó mucho hacerlo pero al final gané el estuche de pinturas que daban al primer premio.
- Y eso te hizo feliz, ¿verdad?
- Sí, estaba muy contenta porque había ganado el premio. El dibujo me había costado mucho.
- Eso es, habías trabajado muy duro, incluso dejaste de bajar con tus amiguitas al parque para dibujar, y al final todo ese trabajo tuvo su recompensa. La vida estará llena de concursos, cosas que quieres conseguir, que tendrás que ir escogiendo. Unos los ganarás y otros no, eso es así, sin embargo, el que no ganes te servirá para aprender a apreciar el que sí ganes.
- ¿Y podré escoger cualquier concurso que yo quiera?
- Efectivamente, a medida que pase el tiempo te irás dando cuenta de que quieres conseguir unas cosas antes que otras y entonces escogerás. Por ejemplo, ahora te gusta dibujar pero a lo mejor en el futuro te gusta cantar, jugar con la pelota o hacer esculturas y poco a poco tendrás que escoger cuáles de esas cosas te apetecen más conseguir y compartir.
- ¿Compartir, abuelo?
- Sí, hija, compartir.
- ¿Pero cómo se pueden compartir cosas que no se pueden tocar?
- Verás, ¿qué fue lo primero que hiciste cuando viniste a verme después de ganar el estuche de pinturas?
- Fui corriendo a enseñártelo.
- Eso es, viniste y me lo enseñaste, porque querías que yo viera lo que tú habías conseguido y que te hacía tan feliz. Así es como se comparten los logros que uno consigue, contándoselo y mostrándoselo a las personas que quieres. Incluso habrá veces que querrás incluir a esas personas en lo que estás haciendo para que lo disfruten contigo.

La niña agacha la cabeza de nuevo pensativa y se queda mirando a sus manos que juguetean lentamente.

- Abuelo, esto de ser feliz parece muy difícil.

El abuelo rompe a reír a carcajadas y le responde.

- No te preocupes, pequeña, yo te ayudo hasta que tú vayas aprendiendo. Dime, ¿qué es lo que más te gusta que hagamos juntos?
- Pues... -piensa. -Me gusta mucho cuando nos bajamos al parque, paseamos y me cuentas cosas.
- No se diga más, bajemos al parque a dar un paseo.