miércoles, mayo 04, 2011

Dulce sabor

Toma el caramelo en tu mano
desenvuélvelo y mételo en tu boca.
Saboréalo, degústalo y disfrútalo
pero no muerdas el caramelo.

Siente su sabor en tu boca,
siente su sabor sobre tu lengua,
siente su sabor entre tus dientes,
pero no muerdas el caramelo.

Deja que tu saliva derrita el caramelo,
haz que tu lengua acaricie el caramelo,
mueve tus dientes para que rocen el caramelo,
pero no muerdas el caramelo.

El caramelo te dará felicidad,
su sabor te dará alegrías,
su dulzor te provocará sensaciones,
por eso no muerdas el caramelo.

Si lo haces se partirá en muchos trozos,
cada trozo se consumirá rápidamente,
se acabará el caramelo
y sufrirás.

Puede esconder en su corazón jugo amargo,
que tu mordisco liberará y eliminará el dulzor,
se acabará el disfrute
y sufrirás.

Poco a poco saborea el caramelo,
que su amable gusto inunde tu boca,
para cuando se acabe
recordar el dulce sabor.

3 comentarios:

Alberto Fernández dijo...

¡Enhorabuena, me ha encantado! Creo que pocas veces he leido un texto tan inspirador, tan inteligente, tan lleno de emoción con unas palabras tan sencillas. El texto se saborea como ese caramelo del que hablas, ¡me encanta! Además, ¡dice tanto de ti! :D

Un abrazo genio.

Yayo Salva dijo...

La impaciencia es enemiga del placer. A menudo se quiere ir más allá o más rápidamente, y entonces se rompe el encanto.
Un fuerte abrazo.

Unknown dijo...

Alberto: me alegra que te guste. Ya sabes que no soy un gran poeta y esto es una de mis escasas incursiones.

Yayo Salva: hay que aprender a esperar pero hay placeres tan placenteros...

Disfrutad y sed felices.