Primero leer. Luego ver.
Y allí me encuentro yo, rodeado de mis amigos jugando a mordisquearnos. Todo era perfecto, teníamos comida suficiente y todo a nuestro alrededor era encantador. Nada podía ir mejor.
De repente, una extraña oscuridad hace que todo tome unos colores tristes y atemorizantes. Yo me empiezo a poner nervioso. Todos desaparecen de allí y me encuentro sólo en aquel sitio de luz tenue. Cierro los ojos por un momento intentando despertar de esa pesadilla pero cuando los vuelvo a abrir sigo allí.
Escucho ruidos de ramas crujiendo a lo lejos. Cada vez parecen más cercanas. Siento pavor. Miro a mi alrededor y todo es cada vez más oscuro. Sólo puedo ver a dos pasos de mí.
Me giro bruscamente y frente a mí encuentro un hombre vestido con ropas verdosas y un gran cañón entre las manos que parece apuntar a mi pecho. Doy un paso atrás y el hombre empuja su dedo.
Una voz en off estaba hablando pero no entendía lo que decía. Delante tenía a mi pequeño durmiendo mientras mascaba. Me sentía afortunada de tenerlo a mi lado. Me lo habían quitado nada más nacer pero me lo devolvieron a las pocas horas. Supongo que tendrían envidia. De repente veo como levanta la cabeza y emite un gemido.
Y allí estaba mi madre mascullando pasta de caña de bambú, sólo había sido un sueño.
Y allí me encuentro yo, rodeado de mis amigos jugando a mordisquearnos. Todo era perfecto, teníamos comida suficiente y todo a nuestro alrededor era encantador. Nada podía ir mejor.
De repente, una extraña oscuridad hace que todo tome unos colores tristes y atemorizantes. Yo me empiezo a poner nervioso. Todos desaparecen de allí y me encuentro sólo en aquel sitio de luz tenue. Cierro los ojos por un momento intentando despertar de esa pesadilla pero cuando los vuelvo a abrir sigo allí.
Escucho ruidos de ramas crujiendo a lo lejos. Cada vez parecen más cercanas. Siento pavor. Miro a mi alrededor y todo es cada vez más oscuro. Sólo puedo ver a dos pasos de mí.
Me giro bruscamente y frente a mí encuentro un hombre vestido con ropas verdosas y un gran cañón entre las manos que parece apuntar a mi pecho. Doy un paso atrás y el hombre empuja su dedo.
Una voz en off estaba hablando pero no entendía lo que decía. Delante tenía a mi pequeño durmiendo mientras mascaba. Me sentía afortunada de tenerlo a mi lado. Me lo habían quitado nada más nacer pero me lo devolvieron a las pocas horas. Supongo que tendrían envidia. De repente veo como levanta la cabeza y emite un gemido.
Y allí estaba mi madre mascullando pasta de caña de bambú, sólo había sido un sueño.
7 comentarios:
Para que veas que no soy envidioso ni rencoroso, te felicito por la entrada. Y poco más, porque poco más se puede añadir.
Un saludo desde Madrid.
Esta es una blog-invitación a mi ciber-happening.
Te espero este sábado 27 en mi ascensor o asómate antes de quedar atrapado.
Alberto: creo que no desmerece tu entrada (Sin inspiración) como me dijiste ayer. Cada una es como es y creo que hay que saber comparar y en este caso están en ondas distintas.
Capacidad máxima: no comparto tu forma de darte a conocer, pero veremos el 27 qué nos tienes preparado.
Saludos.
Afortunadamente todo fue un sueño. El relato está muy bien estructurado, me engancha.
Un saludo.
Yayo salva: celebro que te guste. Gracias. Después de esto a ver qué se me ocurre :S.
Saludos.
jajajaja, me he reío una pechá... menudo susto se lleva la mami! parecía que estaba jugando al pollito inglés de lo quieta que se queda... y muy bueno el relato ;)
Un besote guapetón!
Rocío: ¡qué arte tienes al hablar! Me alegro de que lo hayas pasado bien con la entrada. Besos.
Publicar un comentario