miércoles, enero 31, 2007

En mi casa se hacía así

Abro la puerta de la terraza y cojo cuatro patatas. Las dejo en la encimera y me lavo las manos. No he vuelto a ver patatas como las que sembraban mis abuelos. Recuerdo estar una vez recogiendo patatas en el huerto y encontrar una tan grande que la guardamos para pesarla. Un quilo de patata, la romana equilibrada marcaba un quilo y con un sabor exquisito cocida con un poco de arroz y bacalao.

Enchufo el pelador eléctrico, pongo una tras otra las cuatro patatas y las voy metiendo en un recipiente con agua, para que no se oxiden. Esto lo aprendí la primera vez que me quedé solo en casa y me preparé la comida. Aquel día me apetecían unas patatas fritas, pero caseras, y pelé las patatas una hora antes de echarlas a la freidora y cuando volví a por ellas estaban tan negras que me dieron ganas de tirarlas a la basura. Suerte que me dio por pasarlas por agua.

Vuelvo de nuevo a la terraza pero esta vez regreso con cebollas, cuatro cebollas blancas con una forma esférica casi perfecta. Quito las dos primeras capas finas y me quedo con la cebolla al desnudo. Cojo un cuchillo grande y lo paso por el afilador un par de veces. Recuerdo a aquel cocinero de la televisión decir que la cebolla, al cortarla, desprendía pequeñísimas gotas de jugo que viajaban por el aire hasta llegar a los ojos lo que provocaba un lagrimeo constante. Un cuchillo bien afilado permite un corte más fino y que se desprendan menos esas ínfimas gotas, lo que provoca que se llore menos al cortarlas.

Una vez que las cebollas ya están hechas añicos cojo la botella de aceite de oliva y lo vierto en la sartén, a la vez enciendo el fogón a media potencia, hasta que hay dos milímetros de profundidad. Cuando aparecen pequeñas burbujas en el aceite echo, con cuidado de que no salpique, la cebolla. Los cachos son pequeños porque en muchos casos no gusta en pedazos grandes, de esta forma se la consigue camuflar mejor entre los trozos de patata.

Mientras la cebolla se pocha voy cortando las patatas. Hay quien las cortas en láminas finas, de forma que se hacen más rápido pero se corre el riesgo de que se frían demasiado pronto y se queden crujientes. Otros prefieren hacerlas gruesas, sin embargo, requieren más tiempo a fuego lento para que no se queden crudas. Yo hago una cosa intermedia sin llegar a hacer la lámina completa, para como van a terminar, así es suficiente.

Es hora de poner las patatas en la sartén junto con la cebolla que ya ha perdido su rigidez. Las pongo en la sartén. A la cabeza se me vienen los recuerdos de cuando le ayudaba a mi madre a hacerla. Yo me pasaba todo el tiempo preguntando "¿por qué haces esto así?" Y ella respondía. "¿Por qué no lo haces de esta otra forma?" Tenía mucha paciencia conmigo.

Mientras la mezcla chisporrotea en la sartén yo lavo y seco el recipiente donde había tenido sumergidas las patatas al principio. Es ahí donde pondré los huevos para batirlos. Me acerco a la nevera y saco cuatro huevos y uno a uno, y con una mano, los voy cascando. La forma de cascar un huevo es diferente de una casa a otra. Recuerdo que un amigo de mis años de universidad los ponía en un plato y les asestaba un golpe certero con un cuchillo, para luego abrirlos despacio con la punta de los dedos pulgar de cada mano. Otros prefieren golpearlo contra el borde de un plato o recipiente y seguir el mismo proceso. Yo lo abarco con una mano y con los dedos pulgar y corazón abro la cáscara.

Sin mucha fuerza y manteniendo un ritmo constante, bato los huevos con un tenedor. "No hay que darle mucho porque sino se te baten demasiado y no queda igual", me decía mi madre. Recuerdo que alguna vez me hice una tortilla francesa y que me pasé batiendo los huevos y me costó sudor y lágrimas hacer que aquello cuajase. Además luego no sabía ni mucho menos como las que hacía mi madre.

Con los huevos batidos me acerco al grifo y cojo una cuchara sopera: una cucharada de agua por cada huevo. Cuatro cucharadas de agua y agito la mezcla con el tenedor. La primera vez que se lo vi hacer a mi madre me sorprendió mucho pero me contó que de esa forma se suavizaba mucho el sabor del huevo.

Con la sal hay que tener cuidado. Yo prefiero que quede soso a que quede salado, ya que estando soso aún se le pueden buscar soluciones, pero como quede salado te pasas la noche bebiendo agua. La medida se vuelve sencilla cuando has hecho ya unas cuantas y te las has tenido que comer sosas y saladas. Una cucharadita con una cucharilla de café rasa, es decir, que la sal no sobresale de la concavidad de la cucharilla. Meneo de nuevo el huevo batido levemente para que la sal se mezcle bien.

Las patatas empiezan a estar blanditas. Me armo con una cuchara de palo y empiezo a apretar las patatas contra la sartén para que se haga una especie de puré pero sin llegar a serlo, ya que aún se ven trozos de patata pequeños. Lo dejo un par de minutos más y luego retiro la sartén del fogón. Le bajo la potencia al mínimo para que no consuma mucho pero que tampoco se enfríe.

Abro el cajón y saco un colador y una espumadera. Cuando supe el nombre de éste último pensé: curioso nombre para un colador con asa. Obviamente, más adelante entendí que se le llamaba así porque se usaba, principalmente, para quitar espuma en los cocidos y guisos. Cojo la sartén y poco a poco voy volcando el aceite en la aceitera. La espumadera impide que lo sólido caiga en la aceitera y el colador que lo trozos que se escapan a la espumadera caigan definitivamente en la aceitera. Cuando el grueso del aceite ha caído, es hora de orillar toda la argamasa a un lado de la sartén, apretarla e inclinar la sartén para que caigan esos hilillos de aceite que pueden hacer que se nos estropee.

Cuando ya se "seca" el mezcladillo de cebolla y patata se junta con el huevo. Lo hago con mucho cuidado para que, al caer la masa, no salte el huevo a la encimera. Cuando todo está junto lo mezclo. Cuando era pequeño esa mezcla me parecía casi vomitiva por el aspecto que tiene, sin embargo, a medida que crecí me fui dando cuenta de que la mayoría de cosas bonitas en el mundo empezaron siendo de poco a nada bellas y es ahí donde radica su belleza.

Abro el armario que se encuentra encima de la campana y cojo la sal gorda. Cojo un puñado con tres dedos y lo espolvoreo por el huevo con las patatas y la cebolla. Es algo que me apetece improvisar. Se me ocurrió el día antes cuando, comiendo un bombón, encontré que en el centro tenía una pequeña perla crujiente que castañeaba en la boca entre el dulzor del chocolate. Una sorpresa que espero agrade a quien se encuentre con ella. Meto el tenedor y lo muevo con suavidad. No hay problema de que sale demasiado ya que es una sal que le cuesta mucho deshacerse.

Miro la sartén para ver si hay suficiente aceite sobrante de la fritura. Suficiente. Miro el reloj. Justo a tiempo. Echo todo el contenido del recipiente en la sarten y subo el fogón a media potencia. Ahora es cuestión de esperar y calcular el tiempo justo para darle la vuelta. Es la clave de que coja el color amarillo justo sin que se vea manchada por el color oscuro que le da el que se queme. Voy sacando un plato grande, del tamaño justo de la circunferencia de la sartén y lo coloco al lado de la sartén. Parece que el huevo empieza a borbotonear, es el momento.

Pego el plato a la sartén, levanto la sartén y la llevo hasta el fregadero. "Si se tiene que caer algo que caiga en el fregadero que es más fácil de limpiar". ¡Y qué razón tenía! La primera vez que la hice quedó más contenido fuera que dentro de la sartén. Luego aprendí que más que cuestión de fuerza era maña: aprietas ligeramente el plato y empujas la sartén hacia arriba a la vez que giras los brazos. Levanto la sartén y coloco el plato encima de ésta. Vuelco el contenido a la vez que voy apartando el plato. Vuelvo a colocar la sartén en el fuego y con el cuchillo empujo el borde hacia abajo para que quede redondito.

Nuevamente a esperar. Si no se ha volteado muy pronto no hace falta darle la vuelta de nuevo. Creo que esta vez me ha salido perfecta. Está lista. La saco de la sartén y la coloco en un plato y la pongo en el centro de la mesa. Hasta que no lleguen los comensales no la voy a cortar, quiero que la vean tal y como está ahora mismo. Es como un sol: amarillo y hasta parece que brille.

Llaman a la puerta, espero que les guste. La única excusa que puedo poner es que en mi casa se hacía así.


Nota: hace unos días hablando con alguien después de leer la entrada del callejero que fallecía, me dijo que cuando la forma es buena el contenido no es lo importante. Se me ocurrió ponerme a prueba: quería saber si sería capaz de contar algo llano, trivial y simple de forma que no pareciera tal cosa. Lo que arriba relato no es más que la receta de la tortilla española cuyo resultado es el de la foto y, aunque me gustaría decir que la hice yo, no puedo mentir, esa es producto de las celestiales manos de mi madre. ¿Qué opinan? ¿Creen que lo he conseguido? Sean benevolentes con este aficionado con ganas de aprender. Se abre la veda.

lunes, enero 29, 2007

Allí estaba yo, tumbado sobre las cajas de cartón que había recopilado a lo largo de la última semana. Aquella noche había pasado el Samur Social y me habían dejado dos mantas ya que se preveía una helada de campeonato. El rellano de la tienda de zapatos se había convertido en mi hogar de noche porque estaba bastante resguardado del viento. Los carteles de rebajas abarrotaban los cristales de los escaparates. Dentro, los zapatos mostraban grandes tarjetas anunciando hasta un cuarenta por ciento de descuento.

Hacía tiempo que había olvidado cómo calcular un porcentaje, al menos recordaba que en el colegio se lo habían enseñado y había pasado grandes quebraderos de cabeza para poder entenderlo. Pero de eso había pasado ya mucho tiempo y muchas cosas en su vida habían cambiado con el paso de los años.

La mejor época, sin duda, fueron sus años en el colegio, lo que no quiere decir que fueran buenos. De lo malo lo mejor.

Vivía en un barrio marginal cerca del centro de la ciudad y el colegio era un edificio declarado en ruinas donde aún se impartían las clases. Tanto profesores como padres y alumnos se habían negado a dejar el colegio donde habían crecido y estudiado la mayoría de ellos.
En invierno, la temperatura era extrañamente más baja que la del exterior, cerca de cuatro grados menos.

Los niños se pasaban la mañana con los abrigos puestos y, los que tenían, con los guantes y con las bufandas también. Solía pasar los meses de mayor frío con la nariz goteando y con tos ronca. En una ocasión, estando en el colegio, empezó a encontrarse mal y a notarse febril. Su profesor lo llevó al hospital después de que perdiera el conocimiento. Al parecer sufrió una pulmonía que le impedía respirar con normalidad y la falta de oxigenación hizo que perdiera el sentido. Sus padres ni siquiera fueron a verle al hospital.


Su padre era taxista y pasaba, la mayoría de los días, dieciocho horas en el coche. Su madre trabajaba allí donde la llamaban: hoy era limpiar un garaje, mañana sirviendo mesas en un restaurante, pero nada fijo. La mayor parte del tiempo estaba solo en casa, cuando se levantaba su padre ya se había ido y su madre, muchas veces, tampoco. Las tardes las pasaba por la calle con sus amigos caminando por descampados llenos de basura.

Cuando hubo terminado el colegio tenía la edad suficiente para ponerse a trabajar. Sobrevivió hasta los treinta años trabajando aquí y allí por una miseria de dinero que apenas le daba para malvivir. Cuando sus padres hubieron muerto las cosas fueron a peor. Tuvo que desalojar la casa donde vivían ya que estaban allí en alquiler y el dueño quiso venderla. La calle se convirtió en su casa.

Aún eran las nueve de la noche pero el frío ya empezaba a apretar. La gente pasaba por delante de él. Había quien descaradamente miraba con altivez; otros preferían mirar con disimulo, lo cual no hacía que él no se diera cuenta, otros pasaban impasibles a lo que allí ocurría.

Algo me hacía pensar que aquella noche el destino me escondía alguna sorpresa. Primero me tapé con los cartones, que aunque no calientan cortan las corrientes de aire que tan cortantes se hacen por la noche. La calle ya se empezaba a quedar vacía. Se podía calcular que eran alrededor de las doce por el flujo de gente. Apenas pasaban dos o tres personas cada minuto.

El frío empezaba a arreciar así que me tapé con las mantas para evitar morir congelado. El termómetro, que podía ver en la calle, había alcanzado ya los tres grados bajo cero. Entonces me noté más confortable por el calor de las mantas; fue entonces cuando el sueño se avalanzó sobre mí y caí dormido.

Al despertar no sentía los pies ni las piernas hasta la altura de las rodillas, tenía los dedos negros y apenas podía coordinar mis brazos para colocarme las mantas.

Noto como mi corazón se para. Inhalo mi último hálito.

domingo, enero 28, 2007

Frases XII

En un capítulo de Friends, Ross comenta que vive lejos de su trabajo pero que podrá aprovechar el tiempo de camino al trabajo y dice:
"Me han hecho el regalo del tiempo"
A lo que Chandler responde:
"¡Genial! Las navidades pasadas me regalaron el espacio. Juntos podemos hacer un continuo."

Mi sentido del humor es un tanto extraño. ¿Les gusta el puré de patatas? A mí no. ¿Les ha hecho gracia? A mí sí.

jueves, enero 25, 2007

Sí, ya... .com

Acercaros al rincón y apretaros, tengo puesta la estufa para mitigar el frío y os contare una pequeña historia.

La historia ocurrió el día de ayer cuando, al llegar a casa después de trabajar y después de haber comido, me puse delante del ordenador y observé que mi conexión internet no funcionaba.

Como buen profesional de las tecnologías que me considero, me dispuse a diagnosticar el problema. En los dos últimos meses he tenido problemas con la conexión en tres ocasiones me dirigí directamente a la fuente del problema: el router. Las luces están encendidas de la forma en que debe: Power, encendida; Status, parpadeando; ADSL, encendida y LAN, encendida. Parece que hay sincronismo. El siguiente paso es entrar en la página de configuración del router y ver el fichero de logs: ey! amigo, aquí hay un problema. Parece como si la conexión ppp con la centralita no se está llevando a cabo del todo. Reviso el nombre y contraseña de la conexión ADSL, son correctos. Acotado el problema: del router hacia fuera.

Cojo el teléfono y sudoroso y temblando marco el teléfono de asistencia técnica NO GRATUITO (no es gusto de gastar dinero es que no tienen otro teléfono). Una voz femenina me advierte:
Bienvenido a x. Si usted es ya cliente pulse 1 y usted no es cliente pulse 2.

Pulso 1. De nuevo una voz femenina:

Si desea contratar nuevos servicios pulse 1 si tiene una incidencia técnica pulse 2.

Pulso 2. La voz:

Consiga 2 meses gratis invitando a un amigo a contratar nuestros servicios...

¡Serán ladrones! Encima de que no me ofrecen de forma correcta el servicio por el que estoy pagando y que tengo que pagar una llamada por una incidencia técnica que tiene que ver con un problema en sus sistemas, en el tiempo que estoy pagando yo me meten publicidad para captar nuevos clientes. ¿Legal? Yo diría que no.

Una vez que acaba la publicidad vuelve la voz femenina:

Todos nuestros operadores están ocupados, por favor, espere.

Música. La espera tiene pinta de que va a durar largo y tendido. Afortunadamente a los diez minutos de haber llamado me atiende un operador; y digo afortunadamente porque un día estuve una hora esperando.

- Le atiende NoSéQuién en qué puedo ayudarle.

Le planteo que no dispongo de conexión y que los síntomas son los mismos que las otras tres veces. Comprobamos la configuración del router y parece que todo está correctamente. Rápidamente abrimos una incidencia.

- ¿Sería tan amable de poner en las observaciones que deseo ser informado del problema que está provocando el corte en la conexión? - pregunto.- Es la cuarta vez que me pasa y en caso de que vaya a ser un problema persistente estudiaría la posibilidad de cambiarme de compañía- aclaro.
- Sí como no- dice la voz, con acento andaluz, al otro lado.
- De hecho puedo darle una dirección de correo electrónico para facilitar el trámite- le sugiero.
- Pues sí, dígamelo, por favor.

Le doy mi dirección de correo electrónico. Al instante me dice:

- Le paso con un técnico de línea.
- Gracias.
- A usted, buenas tardes.

Música. "Qué suerte" pienso, "si puedo hablar con un técnico de línea quizá pueda preguntarle directamente cuál ha sido el problema y que me comente si son habituales estos cortes en otros clientes". Dejo de oir la música y oigo:

- Buenas tardes, el atiende NoSéQuiénOtra, ¿en qué puedo ayudarle?

Mi gozo en un pozo. Sólo es atención al cliente. Me paro a pensar: ya me han abierto una incidencia y ahora toca esperar, una opción es colgar y esperar a que me arreglen la conexión o hablar con esta señorita y ver qué me tienen preparado. Contesto:

- Hola buenas tardes, estoy teniendo problemas con mi conexión- le digo a la señorita NoSéQuiénOtra.
- ¿Ha tenido internet con otra compañía?
- No.
- ¿Cuántos teléfonos hay conectados en su casa?
- Dos.

Hasta aquí preguntas lógicas, pero las últimas así.

- ¿Puede abrir Internet Explorer?

Cada vez se pone mejor. Yo uso Firefox pero abro, como me dice la señorita, Internet Explorer (había hecho por tener Windows instalado porque parece ser que si tienes Linux como sistema operavito no te dan soporte).

- Ya hemos revisado las opciones del router un compañero suyo y yo. ¿No le han mandado la incidencia?
- Sí, pero yo no sé si mi compañero ha seguido todos los pasos.
- Bien, ya tengo Intener Explorer abierto, dígame- ni me imagino qué puede llegar a querer cambiar en la configuración de Internet Explorer.
- Vaya a Herramientas, Opciones de Internet y en la pestaña general pulse el botón Eliminar cookies y Eliminar archivos.

Cof, cof, cof, me aguanto la risa, pero lo hago, cada vez tengo más curiosidad por saber cómo puede evolucionar todo esto.

- ¿Lo ha hecho ya?- dice la señorita.
- Sí- respondo a la vez que cierro Internet Explorer.
- Bien ahora en la barra de direcciones, donde usted suele escribir "www." teclee los siguientes números seguidos de puntos, ¿de acuerdo?
- Sí- respondo mientras navego por la página del router.
- 192, punto, 168, punto, 1, punto, 1, punto y pulse Enter.
- De acuerdo- respondo a la vez que hago un telnet al router.
- Vamos a revisar las opciones de la conexión.
- Perdón, pero es que eso ya lo hemos hecho su compañero y yo. De hecho su compañero ha cambiado la contraseña para probar que ese no era el problema.
- De acuerdo.
- Veamos, señorita, esta es la cuarta vez que tengo el mismo problema, con los mismos síntomas y el resultado en las tres ocasiones anteriores fue abrir una incidencia para que un técnico revisase el problema- le comento con un tono en todo momento conciliador.

Durante los tres minutos siguientes sólo hay silencio. Oigo que está tecleando algo y yo sigo callado a la espera de que me diga algo.

- Veamos, le he abierto una incidencia apunte el número, por favor. -Me dicta el número y lo apunto en un papel.
- Verá, quiero que anote en la incidencia que quiero ser informado del problema que está sucediendo para estudiar el problema y barajar la posibilidad de cambiarme de compañía.
- Pero es que la incidencia no está resuelta todavía.
- Lo sé, en caso de que el problema estuviera resuelto yo tendría conexión. Lo que quiero es que anote en la incidencia, si tiene sección de observaciones, que quiero que se me informe de cuál ha sido el problema.
- Ya pero es que no le puedo decir cuál es el problema hasta que no se le pase la incidencia al técnico.

Bien me ha tocado la operadora más lista de toda la compañía.

- Veamos, señorita. Le ha llegado una incidencia, ¿cierto?
- Sí.
- ¿Tiene una sección de observaciones?
- Sí, la tiene.
- ¿Aparece una dirección de correo electrónico?
- Sí.
- ¿Sería tan amable de leerla y trasladarla a la sección de observaciones de la incidencia de la que me acaba de dar el número, por favor?
- ¡Ah! De acuerdo.
- Muchas gracias señorita.

Espero a que cuelgue el teléfono y oigo:

- Buenas tardes, le atiende NoSéQuéOtra, ¿en qué puedo ayudarle?

Ahora sí, cuelgo y entonces rompo en carcajadas. Han pasado cuarenta minutos y lo que he sacado de la llamada es que yo tenía razón. La próxima vez, aún a sabiendas de parecer prepotente, solicitaré hablar con alguien cuyo conocimiento de las tecnologías sea al menos lo suficiente para saber lo que es TELNET.

martes, enero 23, 2007

En el tren

Cuando te pasas muchas horas diarias en un tren, el habitáculo de los vagones se queda pequeño y las ventanas se convierten en agujeros de escape.


domingo, enero 21, 2007

Soñando

Primero leer. Luego ver.

Y allí me encuentro yo, rodeado de mis amigos jugando a mordisquearnos. Todo era perfecto, teníamos comida suficiente y todo a nuestro alrededor era encantador. Nada podía ir mejor.

De repente, una extraña oscuridad hace que todo tome unos colores tristes y atemorizantes. Yo me empiezo a poner nervioso. Todos desaparecen de allí y me encuentro sólo en aquel sitio de luz tenue. Cierro los ojos por un momento intentando despertar de esa pesadilla pero cuando los vuelvo a abrir sigo allí.

Escucho ruidos de ramas crujiendo a lo lejos. Cada vez parecen más cercanas. Siento pavor. Miro a mi alrededor y todo es cada vez más oscuro. Sólo puedo ver a dos pasos de mí.

Me giro bruscamente y frente a mí encuentro un hombre vestido con ropas verdosas y un gran cañón entre las manos que parece apuntar a mi pecho. Doy un paso atrás y el hombre empuja su dedo.

Una voz en off estaba hablando pero no entendía lo que decía. Delante tenía a mi pequeño durmiendo mientras mascaba. Me sentía afortunada de tenerlo a mi lado. Me lo habían quitado nada más nacer pero me lo devolvieron a las pocas horas. Supongo que tendrían envidia. De repente veo como levanta la cabeza y emite un gemido.

Y allí estaba mi madre mascullando pasta de caña de bambú, sólo había sido un sueño.



jueves, enero 18, 2007

Poeta y cantautor, y por ese orden

Leyendo la última entrada del blog de Caerolus, a quien no conozco en persona, pero de quien he oído hablar mucho y muy bien sobre sus capacidades como profesional de las TIC, me ha entrado envidia y también he querido compartir mis versos favoritos de Joaquín Sabina, aunque no sea su primera aparción en el rincón
Este adiós no maquilla un hasta luego
este nunca no esconde un ojalá
estas cenizas no juegan con fuego
este ciego no mira para atrás
este notario firma lo que escribo
esta letra no la protestaré
ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después
a este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitir que taladre un corazón podrido de latir
este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos ya no lloran más por ti
Joaquín Sabina - Presentación Nos sobran los motivos


miércoles, enero 17, 2007

Sonría, por favor

Aquellos que me conozcáis sabéis que cuando a mi móvil llega un mensaje el sonido es un tanto peculiar. Lo cierto es que me da mucha alegría recibir mensajes ya que me avisa con la risa desenfrenada de un bebé. Si con el siguiente vídeo no esbozan al menos una sonrisa es que no tienen corazón. Pongan atención especial al niño que aparece al minuto y trece segundos.




martes, enero 16, 2007

Vocales de moda

No, no se trata de una errata, voy a hablar de vocales (sí, de esas que en español tenemos cinco). Hace tiempo nos maravillábamos con la "e": eLearning, eBusiness, eCommerce, web 2.0... ¿Que qué tiene de "e" la web 2.0? Eeeeeem...

El caso es que la vocal de moda hoy en día es la "i". Todo empezó con el iMac en 1998 (según la wikipedia, que, dicho sea de paso, cumple 6 años) al que le siguió al año siguiente el pequeño iBook, donde la "i" hacía referencia a Internet. Sin embargo, la caja de pandora la abrió el iPod en 2001. Tras la presentación del iPod han aparecido una cantidad ingente de ies: iTv, iDisk, iOps, iCar, así como el recién nacido iPhone, y éstos sólo los que han aparecido en Xataka en la última semana. Que no se me olvide comenta la videoconsola de moda, la Wii, que más que el nombre de una consola parece el grito de placer de un niño montando en columpio, ¡wiiiiiiiiiiiiii!

Ya sólo quedan tres: "a", "o", "u", y me temo que por su sonoridad mucho trabajo de los responables de marketing de las empresas tiene que haber para que yo pueda vender mi Buuuu, que es mi idea para una nueva arquitectura de computadores gobernados por sistema operativo uSoft.

Más ies: iLust, n93i, i70, iHome, e-Elegance, iRiver, i-Nickel, Playdock-i, iStation.

Frases XI

Cuando uno se halla habituado a una dulce monotonía, ya nunca ni por una sola vez, apetece ningún género de distracciones, con el fin de no llegar a descubrir que se aburre todos los días.

Anne Louise Gemaine de Stael (escritora francesa)

viernes, enero 12, 2007

Anida como puedas

Después de que anidara en las cortinas hoy Mofli (que es una ninfa/carolina) nos ha sorprendido durmiendo en lo que es una bañera pero que ahora no tiene agua.


Después de Mofli vinieron dos diamantes mandarines que duermen en su nidito acurrucados (una monada, prometo fotos) de nombres Marcelo y Usera y otras dos carolinas de nombres Ortega y Gasset (también prometo fotos pero de estos no será por dentro de la jaula porque estos ya me han picado dos veces).

miércoles, enero 10, 2007

Noticias opuestas

Hoy estaba viendo las noticias en la televisión (sí las he visto mientras cenaba, lo siento) y he visto dos noticias que me han chocado por separado y en conjunto.

La primera noticia ocurrida es el alta de una mujer de 67 años del Sant Pau después de haber dado a luz a gemelos tras someterse a fecundación in vitro. Al parecer es la mujer de mayor edad en tener un hijo. ¿Sorprendente verdad?

La otra noticia cuenta que una madre y su novio han sido detenidos por la muerte de la hija de seis meses de ella. El texto comenta que el bebé falleció de forma violenta. Increíble, ¿no es cierto?

Ambas noticias son sorprendentes en sí mismas pero la comparación de las dos juntas lo es más. En el primer caso se trata de una mujer que ha vivido durante 67 años y ha tenido una parejita de bebés. Probablemente los cuidados que puedan recibir dichos pequeños sean perfectos. En las segunda noticia se que había indicios de desnutrición en el bebé fallecido. La madre del bebé ya era madre de otro niña de dos años y medio que estaba a cargo de la abuela de la menor.

Habrá quién esté echando cálculos y diga: la madre de 67 años vivirá, como mucho, 20 años más durante los cuales es más que probable que los gemelos reciban todo el cariño y la manutención necesarios para su desarrollo físico e intelectual. También es cierto que quizá tengan que sufrir la muerte de su madre con 16 o 17 años. Es un dolor con el que se puede VIVIR. El bebé de 2 meses ya no tendrá que sufrir el dolor de perder la madre porque es la madre quien deberá sufrir el dolor de haber dejado, presuntamente, morir a su hija.

Triste...

martes, enero 09, 2007

Luces

¿Qué pasa cuando se apaga la luz de mi habitación? Pues que un cielo de leds queda encendido...


No dejen de visitar este enlace en el que se muestra un pase de las fotografías del álbum (recomiendo verlo con la luz apagada ya que al ser fotos tan oscuras se aprecian mejor los detalles cuanta menos luz ambiental haya).

lunes, enero 08, 2007

Premios 20 Blogs

Gracias a un comentario (gracias Alberto) me he dado cuenta de que no había comentado un detalle: la votación para los Premios 20 Blogs es exclusiva para aquellas personas que hayan inscrito un blog en los mismos. Si sois uno de esos y os gusta lo que veis no dejéis de votar aquí.

domingo, enero 07, 2007

Mis regalitos

Cuando iba al colegio comentaba los regalos que me habían traído los Reyes Magos. Hoy estoy aquí para compartir con ustedes los regalos de este año.

A parte del dinero para comprar las cosas que necesito, he recibido una camiseta de manga larga, una camiseta de manga corta, un pen-drive de 1GB y dos caballeros del zodíaco. Sí, sí, dos caballeros del zodiaco. Cuando era pequeño siempre me gustaron los dibujos animados y ahora que puedo disfrutarlos me han regalado dos de ellos: el caballero de Pegaso y el caballero de Andrómeda.

Pueden estar pensando que es un regalo para niños, de hecho en la caja pone que es para 8 años o más, pero puestos a montarlos creanme que con la cantidad de piezas que trae y las instrucciones tan esquemáticas de que se dispone (de hecho unas vienen en japonés) debería poner de 18 en adelante.

El caso es que los he montado y les he sacado unas fotos. Se las dejo a continuación:







Ya sólo me faltan 15 para completar la colección.

Nota: ya está abierto el proceso de votación al premio 20 Blogs, basta con registrarse como usuario y votar aquí.

Los Reyes Magos

Sí, ya lo sé, a las horas que escribo estas palabras ya son es días 7 de enero pero la noche de Reyes la pasé con mi pasión en Alcalá de Henares y es ahora cuando puedo pasarme por el rincón a darle la barridita de rigor.

El caso es que como el niño que soy yo también le escribo la carta a sus Majestades de Oriente cada año. Otros años la carta era un poco más egoísta ya que les pedía cosas para mí, tanto materiales como intangibles, más de las segundas que de las primeras. Quizá no me traían todo lo que pedía, sobre todo en cuanto a las intangibles se refiere, pero eso me daba ilusión para conseguirlas por mí mismo. Lo cierto es que el año pasado trabajaron de una forma extraña ya que los Reyes me trajeron un regalo el día 19 de febrero.

A lo que voy, que este año también he escrito mi carta a Baltasar. A él porque es el rey que se me asignó en la familia. Les dejo la carta:
Estimado amigo Baltasar,

Como supongo ya sabrás, este año me he portado mejor que nunca, al menos así es en mi opinión. Si nos paramos a detallar he sido buena persona con los desconocidos, he ayudado en la medida de mis posibilidades a los menos afortunados, he sido buena persona con los conocidos, he dado sin esperar nada a cambio, he aprobado la carrera, he conseguido un trabajo, en resumen, todo un niño bueno.

Cuando yo era pequeño mis padres me dijeron que si yo me portaba bien, los Reyes Magos, que lo veis todo, me traeríais todo lo que pidiese. Pues bien a continuación te pongo la lista de cosas que me gustaría que me trajeras este año:
  • Paz en el mundo.
  • Que desaparezca el hambre.
  • Que no haya guerras.
Mis padres me enseñaron a que no debía pedir muchas cosas porque quien mucho abarca poco aprieta, así que eso es todo pro este año.

Reciba un cordial saludo,

Oso.
Cuando me he despertado esta mañana he puesto la televisión para ver las noticias y me he dado cuenta de que mis deseos no se habían cumplido, sin embargo, cuando he llegado a casa, en los zapatos que había dejado para recibir los regalos, tenía un sobre lacrado. Con el ansia del niño que desenvuelve un regalo el día de Reyes he abierto el sobre y he sacado la hoja que había en su interior. Con letra manuscrita y caligrafía un tanto especial la carta rezaba:
Estimado amigo Oso,

Mientras en el mundo exista el hombre no podré cumplir tus deseos.

Atentamente,

Baltasar.

jueves, enero 04, 2007

Premios 20 Blogs

Como se puede ver en la parte de la derecha El Rincón Barrido participa en los Premios 20 blogs del diario 20 minutos.

En absoluto lo he hecho para ganar dinero ni fama. Sería estúpido planteárselo ya que el volumen de visitas que tiene el blog (ronda las cincuenta visitas diarias) es ínfimo. Creo que cuando alguien escribe su mayor deseo es que la gente lea lo que escribe. Lo único que pretendo inscribiendo El Rincón Barrido en estos premios es llegar a más gente.

Si bien es cierto que no pretendo ganar también lo es que sienta bien que la gente agradece el esfuerzo que significa escribir casi a diario. Si tienen tiempo y les gusta lo que ven, no dejen de votar El Rincón Barrido en la categoría al Mejor Blog Personal aquí a partir del 8 de enero.

Verse en sueños

Dicen que no podemos vernos a nosotros mismos en nuestros propios sueños. Eso es mentira.

El otro día me metí en la cama y nada más posar la cabeza sobre la cama me quedé dormido. Durante los primeros minutos mi sueño era ligero pero reconfortante. Pasada esta etapa mi cuerpo se relajó y mi respiración se volvió lenta y muy profunda. Seguidamente mis ojos comenzaron a moverse de forma exacerbada. Fue entonces cuando supe que estaba soñando.

Dicen que la fase MOR es el tercer estadio del sueño y que es un estado en el que el cerebro humano está tan activo como el de una persona despierta. Es en esta fase cuando se producen los sueños.

Con voz suave, grave y baja me pregunté qué estaba soñando en ese momento. Después de varios intentos me sorprendí a mi mismo respondiéndome: estoy soñando que me veo durmiendo.

miércoles, enero 03, 2007

Frases X

"Le diu uno a otro: yo a usted le conozco de alguna parte. Y le contesta el otro: sí, suelo ir de vez en cuando"

No se pierdan esta recopilación.

Eugenio (Humorista y de los buenos)