Después de hablar de abrebotellas, me entraron ganas de recordar aquel homenaje que le hicimos al salero en aquellas sobremesas de las que el año pasado disfrutábamos en el comedor de la universidad. Y no, no estoy hablando del salero referido al arte que tienen algunos al bailar, no, estoy hablando del recipiente que suele albergar sal y que a veces es tan gracioso rellenar con azucar y ver cómo reacciona la gente (me lo contó un amigo sobre un amigo suyo, yo nunca lo he hecho...).
Ahí va:
Ahí va:
No espero que nadie entienda estas fotos.
5 comentarios:
Viva la osadía de hacer lo que a uno le dala gana.
Un beso. Elena
Pues siento decir que yo si que lo entiendo...será porque algún un día estuve allí!!
Si yo estoy en una cafetería y veo a alguien hacer eso con los saleros y encima sacarles fotos, tendría cuanto menos la curiosidad de saber qué coño intentan.
Pero no lo desveleis, dejad que nos alimente la curiosidad.
Abridores, saleros, ummmm. Dentro de poco veo una oda dedicada a la cuchara sopera, pobrecita, harta como está de que todo el mundo la chupe de arriba abajo. JAJAJJAJA.
Si tengo un cliente que se dedica hacer eso con los saleros y azucareros de mi bar........... le pido que me avise para ver el careto de la gente :)
Un saludo desde A Coruña
¡Qué miedo! ¿No sabeis que los saleros los carga diablo?
Publicar un comentario