miércoles, enero 04, 2006

¡Oh, princesa! (VIII)

Allí sigue él sentado apoyado sobre al puerta dentro del armario. Ella le observa sin moverse. pasado un rato parece empezar a moverse. Levanta la cabeza con los ojos cerrados con expresión de dolor. Intenta llevarse las manos a la cabeza pero las tiene atadas. Él se da cuenta de que ella está en la puerta observándole. Ahora ninguno de los dos se mueve. Se observan.

Ella quita la mesa de la puerta y se acerca, agarrando con las dos manos el trozo de madera, mientras le dice:

- Estate tranquilo o te vuelvo a dar con la pata de la silla.

Él no dice nada, sólo la mira.

- Te voy a quitar la mordaza.

Ahora levanta las cejas y las vuelve a bajar. Ella se acerca a él y lo coloca boca abajo, apoya su rodilla en la espalda de él para inmovilizarlo y le quita la mordaza. Lo vuelve a colocar en la postura en la que estaba.

- ¿Quién eres?- pregunta ella.

Él se limita a levantar los hombros.

- ¿Cómo te llamas?- Ahora niega con la cabeza - ¿Entiendes lo que te digo?- Asiente con la cabeza.- ¿No puedes hablar?- Él niega con la cabeza.

Está confundida, no sabe si es que no puede hablar o es que le está tomando el pelo. Se queda penstiva de pie y mirando hacia el chico.

- Vamos a hacer una cosa. Te voy a desatar las manos para que puedas escribir en papel las respuestas, ¿vale?

Él asiente con la cabeza. Ella le vuelve a dar la vuelta y con cuidado deshace los nudos que agarraban sus manos al cuerpo. Cuando ha soltado las manos y colocado al chico sentado apoyado en la pared se lleva las manos a la cabeza y se frota.

- Siento haberte golpeado pero pensé que me podrías hacer daño.

Se da cuenta de que él no puede responder y sale corriendo hacia donde estaba originalmente la mesa y recoge un folio y uno de los bolis que se encuentran en el suelo, los coloca encima de la mesa y le dice que se levante y se acerque a ella. Él con dificultad se levanta haciendo fuerza contra la pared y saltando se acerca a la mesa. Ella le ofrece el boli y él escribe: "Soy mudo". Él la mira y sonríe, siempre con una leve expresión de dolor.

A partir de entonces se comunican él escribiendo y ella leyendo lo que escribe. Ella le cuenta cómo llegó hasta allí y él le escribe que a él le sucedió algo parecido. Era de noche y volvía a casa de trabajar se le acercó un hombre por detrás y le agarró por el cuello con una mano tapándole la nariz con la otra. Lo siguiente que recuerda es a ella corriendo hacia él con la estaca en la mano.

2 comentarios:

Alberto Fernández dijo...

Empiezas a cogerle el truquillo a esto del misterio y el suspense chaval. He estado fuera del rincón durante las navidades, y la verdad, que ha sido un gustazo leer la nueva entrega. No te detengas y saca todo lo bueno que tienes dentro con esta historia, que seguro que haces algo grande. Ánimo.
Un saludo desde A Coruña

Anónimo dijo...

caray.. no contaba kon esta sorpresa... y yo k venia a acer un trabajo jeje..
ya va siendo ora d k sepamos komo se llama la xika, no?
oh princesa! esta cumpliendo kon las expectativas.. y +!