martes, enero 31, 2006

Esta vida loca

Llego a casa, me quito la ropa y me meto en la ducha. El día ha sido duro. No tengo hambre así que directamente paso al cuarto de ordenadores. En el correo electrónico sólo hay avisos de virus y noticias de tecnología. Recopilo los fuentes que necesitaré al día siguiente y me voy al salón a ver la tele.

Me tumbo en el sofá y, con el mando, enciendo la televisión. En cinco minutos empiezan las noticias. El avance habla de desmembrado de una nación, de jucios por motines carcelarios, de ajustes de cuentas, del aumento de la delincuencia juvenil, de acosos físicos en los institutos, la justicia metida en el deporte por violencia... Todo una locura.

Suena el móvil y alargo la mano hasta la mesa central del salón y contesta.

Es María, una chica que conoció hacía unos días y le apetecía charlar. Ella le propone quedar esa noche y él acepta pues, a pesar de trabajar al día siguiente, tiene ganas de cambiar de aires. Queda en recogerla en media hora.

Se viste y baja al garaje, se monta en el coche y sale. La ciudad está vacía, no hay ni un alma. Se para en un semáforo. La luz tarda en cambiar y aparecen dos tipos que se paran delante del coche obstaculizándole el paso. Le hacen gestos para que se baje del coche pero él se resiste a salir. Uno de ellos se queda en frente del coche y el otro saca un bate de beisbol y sin tiempo a reaccionar él acelera y se lleva por delante al que le tapaba el paso mientras el otro le revienta la ventana con el bate de beisbol.

A los cincuenta metros para el coche y coge lo que el llama el quitamanías, un palo de madera que él mismo cortó en la huerta de su abuelo en el pueblo. Se baja del coche y corre detrás del otro individuo que visto que el conductor se encaraba echa a correr. Recorren apenas cincuenta metros cuando le da alcance. Después de dos golpes el ratero cae al suelo. Un charco de sangre surge alrededor de su cabeza.


Anoche sobre las doce y media se produjo un doble asesinato. Al parecer un conductor atropelló a un transeunte. El acompañante de la vícitma fue apaleado por el conductor que murió de camino al hospital.

sábado, enero 21, 2006

Incompetencia

Sí amigos, incompetencia. Dícese de la forma de trabajar de la mayoría de las personas. Y es que cuando las cosas no se hacen bien a la primera no se hacen bien nunca.

El 29 de diciembre del pasado año me dispuse a comprar un ordenador en El Tajo Guiri. Tras pagar el importe (estamos hablando de unos cuantos leuros) me dijeron que me lo llevarían a casa en diez días. Bien los cálculos son los siguientes: 30 y 31 hacen dos días y hasta el 8 de enero hacen los diez días, suponiendo que las vacaciones pueden retrasar la entrega digamos que la entrega se debería hacer sobre el 10 u 11 de enero. El viernes de la semana pasada (día 13 de enero) aún no había llegado el ordenador así que me acerqué al centro de compra. Me dijeron que es que estaban teniendo problemas pero que les dejara mi teléfono que al día siguiente me llamarían para darme una solución. La llamada se hizo esperar tanto que el jueves día 18 me acerqué nuevamente al centro de compra. Allí exigí que se me diera una explicación sobre qué estaba ocurriendo. Se me dijo que el viernes de la semana siguiente (día 27 de enero) se me serviría el ordenador. En este punto me negué a esperar tanto tiempo (yo ya he pagado el producto) y dije que necesitaba el ordenador para trabajar (lo cual no es en absoluto incierto).

Se habló con el jefe de electrónica y el jefe de planta para que se solucionara el asunto lo antes posible. Pues bien la solución que nos dieron fue que hoy sábado nos traerían un ordenador mientras se nos servía el que habíamos comprado.

Hoy por la mañana al llegar a casa me encontré con un caja de cartón con un tamaño sospechosamente pequeño. Al abrirlo (el ordenador es un HP Pavilion Desktop PC) encontré la caja de la CPU, el teclado y ratón inalámbricos con su aparato de recepción, el mando a distancia y diversos cables de conexión.

Estaréis pensando: "¡Wow! ¡Todo al completo!". Sí, pero, ¿alguien se ha parado a pensar que falta la pantalla? Pues sí, el PC venía totalmente completo sin pantalla. Yo mi pantalla la había dado puesto que el ordenador por el que había pagado venía con pantalla. Por lo tanto, me encuentro con un ordenador completo pero sin pantalla.

¿Qué he hecho? Pues enchufarlo a la televisión, arrancarlo, dejar que se autoconfigure y manejarme algo con él. Después lo he apagado y lo he vuelto a meter en la caja. Así que tengo en mi habitación una caja de cartón que contiene un pedazo de maquinón pero que por la incompetencia no puedo utilizar. Tendré que esperar a la semana que viene a que traigan el ordenador por el que he pagado. Es que en este país no hay Profesionalidad.

viernes, enero 20, 2006

Nuevo en la blogosfera

Hacía tiempo que no pasaba por aquí... Hoy he decidido, en un ratín que podía dedicarle, pasar a barrer el rincón para hacer honor a su nombre.

La vena literaria de momento la dejamos para un momento de mayor sosiego, pero habrá más (para aquellos que aún perdáis el tiempo leyendo lo que escribo ;).

Hoy me paso por aquí a comentar que, debido al auge que están teniendo los blogs en el mundo digital, están apareciendo nuevas tendencias y formas de actuar. Hoy me encontraba navegando por la susodicha blogosfera y leyendo una entrada de alguien que ni conozco me he encontrado el siguiente título: Cinco hábitos extraños.
Curioso el post, sin embargo, lo más curioso del asunto es que es una cadena. Sí amigos el típico juego de elige a cinco personas y encasquétales el marron (como las antiguas cartas de la suerte). Me ha parecido curioso y he intentado saber a qué mente enferma se le ha ocurrido obligar a tal cantidad de gente a airear sus más extraños hábitos así que me he dispuesto a navegar inversamente:

Melancolía anónima, Ego y alter, Siempre nos quedará París, ampharou, El sueño de la Luna, La habitación del duende, En un rincón de París, Volcados de cerebro, domingo casual, PabloElBlanco, \\ ArchiNET v2.0 // y Callecitas estrechas.

En ese último blog ya no aparece la entrada lo que hace suponer que fue el autor de dicho juego. Al menos la mitad de la blogosfera está ahora contando sus más extraños hábitos.

¿Qué cuales son los míos? Tendría que hacer una lista que me llevaría bastante tiempo, soy un tío con todo hábitos extraños. Cuéntame tú los tuyos.

jueves, enero 12, 2006

Si me susurras al oído

Aquella noche la sala estaba algo más vacía que de costumbre. El ambiente se notaba diferente a otras veces. Algo había que no cuadraba.

Salen al escenario cinco chicos y ella. La Banda del aire, se hacen llamar. Los instrumentos empiezan a sonar y ella agita suavemente las manos al ritmo de la música mientras, sus dedos se separan y se juntan. Se pasa la mano derecha por el pecho mientras la otra apunta al techo. Extiende la derecha y va bajando la izquierda hasta que su cuerpo se queda en la postura de Jesucristo crucificado. Se acerca al micrófono y comienza a cantar.

Su voz suena dulce. Escuchando su voz alcanzo un estado de semiinconsciencia de forma que puedo sentir lo que pasa a mi alrededor pero sólo oigo su voz y veo sus manos moverse armoniosas e hipnotizantes. Su voz me envuelve, me abraza, me calienta, me hace sentir que sus manos se están moviendo a mi alrededor. Su voz me habla directamente al corazón.

Cuando me quiero despertar de mi leve letargo la gente está en pie aplaudiendo. El concierto ha acabado. Los artistas se reúnen en primera línea de escenario y saludan al público que enfervorizado aplaude. Ella me mira a los ojos y su mano me hace un gesto de complicidad para que me acerque al escenario. Dudo unos segundos pero termino por levantarme de la silla y acercarme al escenario. Cuando llego ya está esperándome abajo. Me acerco y le doy dos besos y ella me susurra al oído: "esta noche no dormirás solo". En ese momento una sensación de placer me recorre el cuerpo. Al instante me acerco a ella y le digo al oído: "si me susurras al oído seré tuyo para siempre".


Oigo la voz de María entonar Fado de invierno. Poco a poco voy abriendo los ojos. Cuando me acostumbro a la luz da la habitación miro hacia la ventana con la vaga esperanza de que allí me canta mi deidad femenina con su voz cautivadora. Sólo había sido un sueño.

Dedicado al Yayo.

lunes, enero 09, 2006

El tranvía de La Coruña
















A la izquierda el tranvía de esa gran ciudad llamada La Coruña. A la derecha una repoducción que hace año y medio regalaban al montar en el autobús con motivo del centenario de la empresa de transportes.

miércoles, enero 04, 2006

El eterno amor imposible

Allí habían quedado, en la punta de la sombra de la torre Eiffel. Él había ido con un traje negro, zapatos italianos, camisa blanca y corbata negra con nudo español. El abrigo le llegaba por los tobillos y lo llevaba abrochado hasta la mitad. El cuello Mao del abrigo le tapaba el cuello. El pelo corto y engominado con un estilo propio de él.

Con paso sensual se acercó por detrás ella y le tapó los ojos. Llevaba un abrigo largo blanco hasta los tobillos abierto. Debajo un atractivo vestido negro con escote palabra de honor dejaba al descubierto los hombros debajo del abrigo. Los zapatos negros con tacón alto hacían su silueta más esbelta. Le preguntó quién era y él respondió que por la suavidad de sus manos bien podría ser un recién nacido. Se dieron dos besos.

Fueron a un dance-coffee a charlar y bailar. Se contaron cómo habían ido sus vidas en el último año. Él había estado metido en un proyecto de informática cuántica para el Ministerio de Defensa español y había estado recluído en un cuartel secreto. Ella había estado en Brasil en el Instituto Internacional de Física Nuclear involucrada en un estudio sobre inversión de cargas electromagnéticas en campos electrostáticos.

Él la miraba con la pasión de un adolescente que se enamora por primera vez. Habían pasado diez años desde que dejaron el instituto y él albergaba una diminuta esperanza de que alguna vez ella encontrara en él lo que estuviera buscando. Pero él se había ya convencido de que eso nunca pasaría que ella no era para él y nunca lo sería. ¿Por qué? Simplemente porque no, hay que cosas que simplemente no pueden ser, no tienen mayor explicación.

Al día siguiente él se iría de vuelta a España para empezar un nuevo proyecto y quizá durante un par de años no volverían a verse, pero él sabía que pasasen los años que pasasen al volver a verse ella le sonreiría y él volvería a ser todo suya.

¡Oh, princesa! (VIII)

Allí sigue él sentado apoyado sobre al puerta dentro del armario. Ella le observa sin moverse. pasado un rato parece empezar a moverse. Levanta la cabeza con los ojos cerrados con expresión de dolor. Intenta llevarse las manos a la cabeza pero las tiene atadas. Él se da cuenta de que ella está en la puerta observándole. Ahora ninguno de los dos se mueve. Se observan.

Ella quita la mesa de la puerta y se acerca, agarrando con las dos manos el trozo de madera, mientras le dice:

- Estate tranquilo o te vuelvo a dar con la pata de la silla.

Él no dice nada, sólo la mira.

- Te voy a quitar la mordaza.

Ahora levanta las cejas y las vuelve a bajar. Ella se acerca a él y lo coloca boca abajo, apoya su rodilla en la espalda de él para inmovilizarlo y le quita la mordaza. Lo vuelve a colocar en la postura en la que estaba.

- ¿Quién eres?- pregunta ella.

Él se limita a levantar los hombros.

- ¿Cómo te llamas?- Ahora niega con la cabeza - ¿Entiendes lo que te digo?- Asiente con la cabeza.- ¿No puedes hablar?- Él niega con la cabeza.

Está confundida, no sabe si es que no puede hablar o es que le está tomando el pelo. Se queda penstiva de pie y mirando hacia el chico.

- Vamos a hacer una cosa. Te voy a desatar las manos para que puedas escribir en papel las respuestas, ¿vale?

Él asiente con la cabeza. Ella le vuelve a dar la vuelta y con cuidado deshace los nudos que agarraban sus manos al cuerpo. Cuando ha soltado las manos y colocado al chico sentado apoyado en la pared se lleva las manos a la cabeza y se frota.

- Siento haberte golpeado pero pensé que me podrías hacer daño.

Se da cuenta de que él no puede responder y sale corriendo hacia donde estaba originalmente la mesa y recoge un folio y uno de los bolis que se encuentran en el suelo, los coloca encima de la mesa y le dice que se levante y se acerque a ella. Él con dificultad se levanta haciendo fuerza contra la pared y saltando se acerca a la mesa. Ella le ofrece el boli y él escribe: "Soy mudo". Él la mira y sonríe, siempre con una leve expresión de dolor.

A partir de entonces se comunican él escribiendo y ella leyendo lo que escribe. Ella le cuenta cómo llegó hasta allí y él le escribe que a él le sucedió algo parecido. Era de noche y volvía a casa de trabajar se le acercó un hombre por detrás y le agarró por el cuello con una mano tapándole la nariz con la otra. Lo siguiente que recuerda es a ella corriendo hacia él con la estaca en la mano.

lunes, enero 02, 2006

Reflexiones nocturnas: Trenes...

Los trenes... esas oportunidades que pasan delante de ti cada día y que a veces coges y a veces no. Los que coges a veces te dan un viaje accidentado del que puedes salir dañado pero también aprendes cosas de la vida.

Sin embargo, los que no coges son los peores. Ves que vienen, piensas si cogerlo o no y mientras te lo estás pensando el tren pasa por delante de ti y no lo coges. Al principio piensas: "bueno ya pasará otra vez". Pero lo que no sabes que el andén es de sentido único. Vivimos felices engañándonos: "bah! el tren no me llevaba a donde yo quería", cuando sabemos que sí lo hacía o que al menos nos acercaba a donde queríamos llegar.

Con el paso de los años, cuando echamos la vista atrás estando en un punto de nuestra vida, vemos los trenes que hemos cogido y hemos dejado pasar y entendemos por qué estamos donde estamos y es entonces cuando nos damos cuenta de que aquellos trenes que no cogimos debimos haberlos parado para cogerlos.

El tiempo ha pasado y los trenes que dejamos pasar son los que ahora deseamos haber cogido y algunos de los que cogimos desearíamos no haberlos cogido. La diferencia entre estos es que los que cogimos y nos mancaron nos hacen más maduros, más fuertes y más sabios, mientras que aquellos que dejamos pasar no nos enseñan nada.

Sin riesgo no hay gloria y sin riesgo no hay fracaso, cierto, pero sin fracaso no hay experiencia y el conocimiento que da la experiencia no lo da nada.

Dedicado a mi pequeña Lidia

domingo, enero 01, 2006

Relato: Dende o outro lado

En mi regreso a Galicia y rebuscando en viejos papeles he encontrado dos relatos de hace años. No son míos y los autores los desconozco, sin embargo, yo los tengo en papel cuadriculado manuscritos. Ambos los voy a compartir. El primero se titula "Dende o outro lado", está en gallego y no voy a traducirlo puesto que el texto perdería encanto, de hecho voy a reproducirlo tal y como lo tengo. En caso de que alguno no se ubique que me lo diga y estaré encantado de traducir parte del texto (nunca su totalidad). Creo que la compresión es sencilla. Que lo disfrutéis.

Dende o outro lado (Anónimo)

Sí amigo, estaba a loitar cós hirmandinhos fronte o poder de castela, que levoume a familia e deixoume orfo. Cando de súpeto levado por unha forza máxica e misteriosa, mirei cara atrás, e vina, e as nosas miradas xuntáronse.


Sí amigo, no medio da contenda, entre o fume, os gritos e o lúme, mentres os aceiros se debatían, rodeado pola anguria e a dor. Sí, naqué inferno xermoloú en min a semente do amor.

Ai, amigo, aquela muller era dunha beleza incomparabel, máis fermosa que calquera que puidera ter visto endexamais. O verde dós seus ollos facíame lembra-lo mar de Vigo, o seu cabelo tiña o negror do acibeche, a súa pel, ai amigo, a súa pel era blanca e púra, como a neve da invernia no cúme de manzaneda, e as súas mans pequenas e finas como as dunha santiña de igrexa.

Si, namoreime, e daquela inda non sabía quen era aquela fermosa, mais no cabo da loita ouvín ós meus compañeiros falar, dicían que a raiña de Castela namentres nós estabamos a loitar as portas da santa cidade do apóstolo, ela fuxira, si amigo, aquela fermosa, a miña namorada, era a muller de Xohán II de Castela, mais eu hei de enxergar no meu maxín o prano que me leve o séu carón.

E asi pasei, amigo, unha noite trasdoutra sen pecha-los ollos, só cavilando na estratexia que nun amencer atopei. Entón fún tras daquela muller, o soño da miña vida, a vida dún servo. E cando anuitecía, achegueime ó séu campamento o campamento da raiña.

Estaba a vela, e ela miraba para mín. E eu via nos seus ollos o mesmo sentir que había -e hai- no meu corazón. A emoción crevabáme o alento, ela levantouse e ía cara a mín. Amigo eu cría que o meu corazón ia estoupar, máis entón todo a miña lediza virouse dor, un garda chegou antes que ela, e unha espada fendume o corazón, como o trono fende a árbore nunha noite de treboada. Xa no chán, o úlitmo que vin, foi a ela, axeonllada o meu lado, bicándome na fronte. Ai amigo ese bico, sentín a miña alma frotar no ar xa sen dor. E no intre final da miña existencia, no meu último alento, ela díxome algo, vin o seus beizos vermellos coma o lume dicirme algo, mais entón xa non a puide ouvir, cando remataron aquelas verbas, todo oscureceu, cuberto pola brétema eterna.

E agora, meu amigo, escríboche dende aquí no outro lado, para dicirche que a min só me queda un anceiro, o saber-lo que dixo a miña fermosa namorada, e así saber como era a súa voz, de seguro que máis fermosa co cando do roiseñor no amencer,

Adeus amigo.
Dedicado al anónimo autor

Reflexiones de un año que se va

Para esta entrada tenía pensado escribir una entrada un tanto diferente y cuando la llevaba a medias he decidido cambiar de opinión, así somos los inestables emocionales.

El fin de otro año se acerca. Son fechas para mí de reflexión, de recapitulación de sucesos, de recuerdo de metas propuestas y de propuesta de nuevos retos. Hace algo más de un año empezó la andanza de este caballero castellano por tierras madrileñas y la verdad es que he salido bastante victorioso de esta lucha contra los molinos de viento que son los grandes edificios de la gran ciudad.

Termino el año siendo un poco menos inmaduro, siendo un poco más sabio y sabiendo un poco más cómo es el mundo laboral que irremediablemente nos espera a todos, y sobre todo termino el año sabiendo que soy más feliz que cuando lo empecé. He vivido experiencias, he conocido gente nueva y personas especiales que han llegado en un momento en que me hacía falta un empujoncito para no perder la sonrisa. He vivido experiencias con personas que ya conocía de toda la vida (Zorro, me calaste hondo) y experiencias con personas que apenas conozco de este último año.

También ha sido un año en que he estado alejado de La Tierra. Sí amigos, A Terra. Un año entero sin pasar por Galicia. Parece mentira que lo fuera a extrañar tanto cuando la dejé aquel trece de octubre en que partí hacia Madrid para seguir realizándome como persona, como hombre y como profesional; y en ese orden. Pero cada uno tiene que hacer lo que tiene que hacer para seguir creciendo, ir donde haga falta, decir lo que sea necesario decir. Acallaré la morriña dejándome caer por esas tierras que tan bien y tan mal me han tratado.

Sí, sí. Ya sé que todo es muy bonito que el trabajo bien, los estudios bien y los amigos bien, pero seguro que hay muchos preguntándose si no he tenido ningún problema que me amargase la vida. Pues sí, problemas graves que intentan amargarte la existencia y problemas leves que intentan amargarte el día. Pero como siempre he hecho los he superado y he seguido para adelante y si no los he superado me los he echado al hombro y he tirado para adelante con una sonrisa en la cara.

El año que se acaba ha sido bueno. ¿Cómo será el que entra? El tiempo nos lo dirá. Para mí son tiempos de reflexión quizá porque suelen ser fechas en las que los sentimientos, inexplicablemente, están más a flor de piel. Exploremos nuestro interior para intentar dirigir nuestra vida. Quizá sea mejor que me vaya despidiendo del año puesto que parece que esto ya degenera. "Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir" que decía Manrique, pues que vuestros ríos fluyan por un cauce con leves meandros que hagan la vida más interesante pero sin hacerla un sufrimiento constante.