martes, agosto 30, 2005

45 millones de euros...

Viendo hoy las noticias me he dado cuenta que este país se está volviendo loco. Empezaba la sección de deportes y el presentador comentaba el mercado de última hora de la liga profesional de fútbol. Me han sorprendido las palabras: nos va a tener en vilo la oferta de no sé qué equipo por no sé qué jugador, que dicho sea de paso es más jóven que yo. Pues sí esta noche no voy a dormir porque a un niñato salido de la mierda se vaya de un equipo a otro...

Según exponía el presentador de deportes el jugador ya gana siete millones de euros al año. Bien, echando cuentas,
una persona de la calle, contando con que gane tres mil euros al mes (tirando por lo alto, lo sé), tendría que trabajar dos mil trescientos treinta y tres meses (que vienen siendo, aproximadamente, ciento noventa y cuatro años) para poder conseguir lo que este individuo gana en un año. Sin embargo, más sorprendente que estos siete millones al año, es la oferta que han hecho para el traspaso del jugador de un equipo a otro por treinta y ocho millones de euros. Si os parecían sorprendente los dos mil trescientos treinta y tres meses de antes, vais a entrar en sock cuando veais que la misma persona de antes, con sus bien ganados tres mil euros al mes, tendría que trabajar doce mil seiscientos sesenta y seis meses (unos mil cincuenta y cinco años) para ganarse con trabajo duro de verdad las cantidades que manejan los clubes de fútbol por una persona.

Creo que esto es el colmo. Cierto es que la riqueza está mal repartida por el mundo y que el tercer mundo lo es porque tiene las materias primas pero no tiene la tecnología para poder explotarlas, pero no hace falta irse tan lejos para darse cuenta de que la riqueza está mal distribuida dentro del llamado primer mundo. Los que estéis cercanos a mi edad,unos veintidos años, estaréis enterados del precio de los pisos y sabed que, a menos que os toque la lotería o algún otro sorteo de azar o vengáis de una familia adinerada, tendremos que hipotecar nuestras vidas para poder comprarnos una casa que desearemos sea nuestro hogar, cuando individuos que trabajan una vez a la semana (los entrenamientos no cuentan, no son rentables para el club) pueden comprarse mansiones por valor de varios millones de euros.

No creais que la tengo tomada con los jugadores de fútbol porque en el mismo saco meto a las megas estrellas de joligud que ganan cantidades parecidas, estrellas de la canción y demás supuestos ídolos de la humanidad. No olvidemos que son sólo personas y que por muy buenos que sean siempre hay alguien mejor que ellos desconocido.

Me río hasta la saciedad cuando veo a las típicas adolescentes tirándose encima de los coches de jugadores, cantantes y demás basura de famosos, y ya no puedo parar cuando las veo llorar porque les ha tocado UNA PERSONA. Sí, quiero hacer hincapié en que sólo son personas, de carne y hueso como el resto de los mortales: comen, duermen, se enferman, orinan, defecan y se mueren.

En resumen, y por remarcar algo de todo esto, los jugadores de futbol, presentadores de televisión, actores, actrices y demás personajes públicos sólo se diferencian de nosotros en eso, en que son personajes públicos. Pensadlo, ¿acaso creéis que todos esos individuos seguirían al pie del cañón si no les pagaran tales sumas de dinero? Los verdaderos héroes están en el cine de barrio, en los equipos de regional, en las estaciones de metro y cercanías... allá donde miremos hay un artista que vale más la pena que un jugadorcillo de futbol.

jueves, agosto 11, 2005

¿Por cuanto te vendes?

Acabo de estar en los alrededores del Vicente Calderón hoy que tocaban en concierto U2 y me ha sorpendido sobremanera lo fácil que se vende la gente.

Las entradas valían del orden de 40 € las de pista y unos 75 € las de tribuna. Como es común en este tipo de conciertos había much@s desesperad@s queriendo comprar una entrada y las ofertas que les hacen son como para que te saquen de trabajar. Había un chico con un folio en el que ponía: Compro 2 entradas Pista. Las entradas de pista son las más baratas, las que están colocadas en el cesped del campo, y se han acercado hasta tres grupos de personas en menos de 5 minutos que le pedían hasta 150€ por entradas que valían en taquilla 40€. Eso no es todo, porque cuando me retiraba de la zona, he visto hasta cuatro personas más buscando comprar entradas para el concierto y mucha gente se paraba a ofrecerles sus entradas a unos precios que pocos bolsillos se pueden permitir.

Lo que más me llama la atención de todo este asunto no es el tráfico de entradas si no que a la gente no le importa vender la entrada de su grupo favorito de música siempre y cuando se pague un módico precio. Cuántas veces nos han preguntado si teníamos precio y hemos contestado que no nos venderíamos por dinero. Ahora sé que se mentira.

Cierto es que no nos venderíamos nosotros como persona, pero haré un silogismo para llegar al asunto: la gente vende su entrada por dinero, la gente compra la entrada porque el grupo le gusta, es decir, levanta en ellos un sentimiento que otros grupos no consiguen, además antes del concierto se siente una ilusión especial por entrar y ver a sus ídolos. Todo ello se vende por dinero. ¿Acaso no es esa una forma de vendernos?

Al final todos tenemos nuestro precio. Me encantaría ser rico para saber cuál es el precio de mucha gente que va con la cabeza muy alta pensando que ellos no se venden por dinero.

Amig@s, todos tenemos un precio. Cuando nos ofrecen dinero por comprarnos alguna propiedad, cuando en el trabajo nos ofrecen más dinero por quedarnos, cuando intentamos camelar a una chica invitándola a una copa en una discoteca... En este mundo, el dinero es el motor más potente, pero ¡ojo! no es el único motor, hay quien todavía hace las cosas sin ningún interés, ¿eres tú uno de esos?

Dedicado a mi chica de Puerto.